Los Tupiño: una familia con conexiones a todo nivel

Presos. Francisco Camasca Tupiño (segundo.) y Marco Aliaga (cuarto). También estuvo detenido Daniel López.

Cuesta imaginar que César Vega Vega no tuviera idea de qué vivían los hermanos Tupiño, antes de asumir su inocencia y mantener su amistad.

En los años 70 y 80, Tingo María se había convertido en uno de los ejes centrales del negocio de la droga. Comprar y vender pasta básica era el gran negocio y la población era seducida.

Casi todos los hermanos registraron  judiciales y policiales desde mediados de los 70. René Tupiño estuvo apresado por contrabando en Tumbes en 1974. Eli Tupiño estuvo preso en 1978, pero liberado irregularmente, al punto que en mayo de 1979, la Oficina de Control Interno del Poder Judicial ordenó la destitución del fiscal García Blazevic y del presidente del Tribunal Correccional Guillermo Alvarado Bravo por haber «concertado para aprobar en forma apresurada, una resolución a favor de la libertad a Eli Tupiño.

La República del 7 de diciembre de 1984 da cuenta de Néstor Avellaneda Tupiño, medio hermano quien fuera capturado, aunque liberado luego «en circunstancias no esclarecidas».

La detención de Marcos Aliaga Tupiño, en 1984, fue posible por información dada por el narcotraficante Reynaldo Rodríguez López (a) «el Padrino», del «Caso Villacoca». Por esa época, «el Padrino» informaba de supuestos cabecillas a la Policía de Investigaciones de quienes estaban en el ilegal negocio para  sacarlos de la competencia. Durante los 90 el manto de protección disminuyó.

Francisco Camasca Tupiño, hijo de Elena Tupiño García, fue investigado por lavado de dinero con los Cachique Rivera. En diciembre del  2010, Saúl Tupiño Trabuco, hijo de Florencio Tupiño García, fue apresado por participar en un negocio de drogas con mexicanos. Él fue detenido cuando estaba de rehén en una vivienda en calidad  de «garantía», hasta que la ilegal transacción se concretara.

Desde mediados de los 80, los Tupiño han tratado de borrar su pasado. Las requisitorias de juzgados de Leoncio Prado, Pucallpa, Iquitos y Lima fueron levantadas. Según testigos, ellos presumían de sus buenos contactos a nivel judicial, policial y político para librarlos de las investigaciones.

Este artículo fue publicado por el autor en el diario La República.

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