Ismael Matta Uribe y Luis Amengual Rebaza
El martes último, un portal web colgó imágenes de Ismael Matta Uribe, el ex empleado de Business Track (BTR), recibiendo a los peruanos que asistían a votar al consulado de Patterson, en New Jersey.
Desde que fuera revelada su relación con BTR el año pasado, no fue más un secreto que el ex agente de inteligencia naval laboraba en una oficina del consulado peruano. Autoridades y los propios espías de BTR sabían perfectamente que el marino trabajaba en la expedición de documentos de identidad.
Lo que resultaba y resulta hasta ahora poco claro cómo este personaje salió a los Estados Unidos y consiguió un puesto en un oficina consular del Perú cuando el Ministerio Público no le otorgó los beneficios que establecía la colaboración eficaz.
Y resulta más extraño que Matta Uribe no habría sido el único que recibió apoyo para salir a los Estados Unidos. Un mes después de su partida a New Jersey, un amigo suyo, un ex agente de inteligencia naval como él, terminó en el consulado peruano de New York. ¿Simples coincidencias?
La historia
A inicios de noviembre del 2008, apenas semanas después de difundido los llamados petroaudios que provocó la dimisión del gabinete ministerial, Ismael Matta Uribe se presentó al Ministerio Público acompañado de oficiales de inteligencia de la Dinandro ante el despacho del entonces Fiscal Superior coordinador de las Fiscalías Especializadas en Crimen Organizado, Mateo Castañeda Segovia, para anunciar que podía señalar a quienes habían interceptado las conversaciones del ex ministro aprista Rómulo León y el miembro del directorio de Perupetro, Alberto Quimper, donde se mencionaba un supuesto negociado de lotes petroleros a favor de una empresa noruega.
El marino recibió una identidad secreta y se le aseguró protección tal como lo establecía el procedimiento de colaboración eficaz mientras se corroboraba su información.
Los datos permitieron que el equipo de inteligencia conocido como el “Grupo Orion”, identificará y capturará semanas después de un seguimiento a Giselle Giannotti, al capitán de Fragata (r) Carlos Tomasio, al capitán de navío (r) Elías Ponce Feijoóy otros marinos, así como la ubicación de miles de correos electrónicos y audios de las conversaciones interceptadas por la organización.
La fiscalía a cargo del doctor Walter Milla informó al juzgado que daba por culminado el proceso de colaboración eficaz. El delator de BTR no requería reducirle ni exceptuarle de la pena porque no había participado de ningún acto delictivo atribuído a la organización de chuponeadores.
“Matta Uribe se había convertido en un informante, en datero. Para evitar la posibilidad de que se le involucrara en el proceso ante acusaciones posteriores, se le colocó como colaborador”, señalan fuentes del Ministerio Público.
Hasta allí llegó la relación que Matta Uribe mantuvo con la Fiscalía. Lo que las fuentes de la fiscalía no supieron explicar es cómo Matta Uribe logró convencer al gobierno que tramitara la visa para él y su familia y menos aún, que se le consiguiera un puesto en el consulado peruano de Paterson. “De dinero, ni de una ayuda fuera del país nunca se habló”, señalaron las fuentes de la fiscalía.
El nexo
En esta historia, el elemento adicional podría convertirse en el elemento clave. Un mes después de que Matta Uribe abandonara el país con su familia gracias a las visas entregadas por la embajada estadounidense, también lo hizo su compañero de promoción Luis Amengual Rebaza, un agente naval en retiro con quien tiene una larga y estrecha amistad que se fue fortaleciendo desde 1970 durante su paso en el Centro de Instrucción Técnica de Entrenamiento Naval (CITEN) y luego en la Dirección de Inteligencia Naval (antes Dintemar).
El 4 de febrero del 2009, Matta, sus dos hijos y esposa salieron del país.
Un mes después, el 1 de marzo, su amigo Luis Amengual Rebaza hizo lo propio con sus tres hijos y su esposa.
Lejos de ser una simple coincidencia, la salida partida de Amengual a los Estados Unidos fue planificada con anticipación. Un mes y medio antes, el domingo 20 de diciembre del 2008, cuando aún los espías de BTR no eran capturados, Matta Uribe y su amigo Amengual Rebaza se 
acercaron con sus familiares al local de la Dirección de Migraciones en Breña, para tramitar sus pasaportes, tal como se desprende de los registros de Migraciones.
Hasta julio de este año Amengual laboraba en el consulado peruano de New York. Más de un compañero de trabajo suyo confirmó su presencia en la sede consular. Alertado por nuestras indagaciones se retiró en agosto pasado de esa oficina.
Ante el pedido de Cancillería para saber por qué Matta Uribe estaba trabajando en el consulado, no hubo una respuesta formal. Se pidió saber cuál era la situación de Luis Amengual Rebaza y luego de varios días de insistir largamente los funcionarios consultados señalaron que la orden de arriba era no hacer ningún comentario sobre ese punto.
El director de la Policía Nacional, general PNP Miguel Hidalgo quien durante las investigaciones policiales a BTR, fue el jefe de la Dinandro, tampoco quiso aclarar si Amengual Rebaza, ex agente de inteligencia había sido parte o no de un arreglo junto con Ismael Matta. No hubo respuesta.
¿Tiene algo que ver en esta historia el congresista Jorge del Castillo?
El entonces alcalde Jorge del Castillo y su guardaespalda Luis Amengual (Cortesía diario La República).
La pregunta era válida porque de Amengual Rebaza se sabe muy poco. Desde que dejará el servicio activo de la Marina en 1991, se ha desempeñado como taxista y ser el apoderado de una agencia de seguridad perteneciente al hijo de un ex ministro de Guerra.
Sin embargo, Amengual se ha desempeñado entre 1985 y 1989 como guardaespaldas de Jorge del Castillo cuando éste se desempeño primero como prefecto de Lima y luego como alcalde la ciudad. La amistad de Jorge del Castillo con Amengual se forjó durante esos años y se mantuvo posteriormente al punto que familiares del marino señalaron que el dirigente aprista es padrino de su matrimonio y que su viaje a los Estados Unidos fue posible gracias a su intervención.
Jorge del Castillo, quien desde que renunció con su gabinete días después del escándalo de los petroaudios, buscó a marinos porque se suponía que ellos podían conocer quienes estaban detrás de un chupones a su persona o al gobierno. A sugerencia del almirante AP (r) Luis Giampietri, se reunió con Elías Ponce Feijoó para indagar quienes podían ser los autores sin imaginar que “Chito” Ponce sería el cerebro visible del espionaje.
“No tengo nada que ver con Matta Uribe, no lo conozco. Es lo que quiere hacer creer Ponce Feijoó y Giannotti”, respondió del Castillo hace algunos meses a este periodista.
El parlamentario aprista ha señalado que no ve hace tiempo a Amengual Rebaza ni a otro agente naval que le cuidó las espaldas de posibles ataque de Sendero Luminoso en los años 80. Sin embargo, al revisar el reporte diario de visitas al Congreso de la República, se observa que un marino que fuera también seguridad con Luis Amengual del entonces alcalde, visitó su despacho. El oficial de Mar (r) Manuel Ponce de León Espinoza, ingresó a su oficina en noviembre y diciembre del 2008, semanas después que se diera a conocer los petroaudios y meses antes de identificarse a los espías.
¿Pudo el congresista, gracias a su ahijado y ex guardaespaldas Amengual Rebaza, haberse enterado de laconexión de Matta Uribe con BTR? ¿Incluso antes que la policía?
El silencio oficial para desentrañar el papel y la situación del colaborador o colaboradores para atrapar a los chuponeadores sólo despierta más suspicacias en torno al manejo que tuvo el material de BTR.
Amengual con del Castillo, Alan García y Luis Nava (Cortesía diario La República).
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